Me parece interesante para abrir boca, que podamos reflexionar acerca del sentido que tiene acudir a terapia.
En mi opinión, frecuentemente se utiliza la psicoterapia como un analgésico de urgencia, cuando algo "nos duele", y acudimos buscando soluciones mágicas y sobre todo rápidas a lo que nos ocurre. Frecuentemente nos olvidamos de que las realidades psicológicas no son tan claramente constatables como las biológicas (siempre podemos hacernos una radiografía en que veamos un hueso roto, o un análisis de sangre en busca de determinados marcadores, etc.). Esto no suele ser tan fácil cuando entramos en el ámbito de lo psíquico.
Además solemos acudir en busca de ayuda cuando determinados procesos o situaciones ya están largamente consolidados, en la creencia de que "ya se me pasará sólo", o que "en realidad no pasa nada, es algo psicológico".
Esta actitud es campo abonado para lo que Fritz Perls, el fundador de la psicoterapia Gestalt llamaba los "incitadores", que no son más que terapeutas que terminan convirtiendo la terapia en una "cosa rápida rápida", sin un modelo teórico claro, pero que hacen gala de trucos y técnicas excitantes y fugaces, que "hacen sentir cosas", o hacen llorar o "desbloquearse". Todo esto nada tiene que ver con una terapia seria, estructurada y con un objetivo claro.
Tampoco podemos prometer la felicidad instantánea que muchas veces las personas buscan en la psicoterapia o en la figura del/la profesional.
Por si hubiera alguien interesado/a en profundizar en esto, adjunto algunas carátulas de libros interesantes.
NAMASTÉ
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